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Hipotiroidismo: ¿37.0° (98.6 °) de verdad es normal?

Durante la década de 1860, un estudio amplio con más de  25,000 pacientes reveló que la temperatura promedio en el rango “normal” era de 37 °C (98.6 °F). Con base en aquel estudio, aceptamos que 37.0° (98.6°) es nuestra temperatura “normal” y las variaciones son una causa de preocupación de enfermedad o infección. Sin embargo, en la carta Townsend para médicos, el Dr. Alan Gaby cita un estudio más reciente que determinó que la temperatura promedio del cuerpo era de 36.7 °C (98.2 °F), una temperatura un poco más baja que la que por lo general consideramos “normal”.

Algunos profesionales médicos consideran que un aumento de la prevalencia del hipotiroidismo de leve a moderado puede estar contribuyendo a disminuir nuestra temperatura corporal “normal”. En otras palabras, “normal” no necesariamente significa óptimo. De hecho, con miles de pacientes como base de estudio, el Dr. Broda Barnes (autor del libro Hypothyroidism: The Unsuspected Illness) promovió una prueba sencilla de temperatura corporal como el indicador más confiable de un posible problema de la tiroides.

La glándula tiroides, la hipófisis y la glándula del hipotálamo desempeñan un papel de la producción de las hormonas tiroideas.
El hígado y los riñones también son importantes para la función tiroidea porque convierten la T4 en T3, que es el derivado metabólicamente activo de T4.

El hipotiroidismo sutil se ha vuelto cada vez más común durante el siglo XX. El Dr. Gaby sugiere que esta aparente epidemia podría deberse a varios factores. Dos de esos factores son una posible resistencia a la hormona tiroidea inducida por contaminantes y la posibilidad de que estemos evolucionando hacia una población propensa al hipotiroidismo.

El Dr. Gaby explica que, en el pasado, las personas con hipotiroidismo leve por lo general morían a causa de ataques mortales de neumonía u otras infecciones antes de que se les diagnosticara la afección tiroidea; actualmente, muchas de estas otras enfermedades se curan con antibióticos, lo que permite que el hipotiroidismo salga a la luz. Por lo tanto, en lugar de morir de manera prematura, estas personas sobreviven y se reproducen creando un árbol familiar cada vez más grande con tendencia al hipotiroidismo. Parece que el hipotiroidismo es un trastorno hereditario, especialmente en
las mujeres.

Explicación sobre la función tiroidea

La glándula tiroides produce hormonas tiroideas que regulan el metabolismo del cuerpo.

Las hormonas principales que secreta la glándula tiroides son:

  • Triyodotironina (T3).
  • Levotiroxina (T4).

Debido a que casi el 80% de la producción de la glándula tiroides es la T4, la levotiroxina con frecuencia se denomina “hormona tiroidea” (casi de la misma manera que el estrógeno se considera la “hormona femenina”). No obstante, la triyodotironina, o T3, es más importante que la hormona tiroidea desde el punto de vista funcional. De acuerdo con el Dr. Joseph Mercola, “la T3 hace el 90% del trabajo de la tiroides en el cuerpo”.

La glándula tiroides, la hipófisis y la glándula del hipotálamo desempeñan un papel en la producción de las hormonas tiroideas (vea la figura en la página 2). La producción de hormona de estimulación tiroidea (TSH) de la hipófisis estimula a la glándula tiroides para producir T3 y T4. El hipotálamo regula, a su vez, a la hipófisis. El Dr. Thierry Hertoghe indica que puede haber una influencia previa a la del hipotálamo en la producción de la hormona tiroidea, pero aún no se entiende bien.

La función tiroidea adecuada requiere la conversión de T4 a T3, que es el derivado metabólicamente activo de T4. Esta conversión ocurre principalmente en el hígado y en los riñones, y es de cierta forma vulnerable a la alimentación y a una variedad de excesos y deficiencias de vitaminas, minerales u hormonas (consulte la tabla de Desequilibrios que pueden afectar a la conversión de T4 a T3). Si la conversión de T4 a T3 se ve perjudicada de manera que haya una deficiencia de T3, los síntomas de hipotiroidismo pueden persistir, incluso con tratamiento tiroideo.

Diagnóstico

El método más común para diagnosticar la función tiroidea es medir la TSH y T4, y algunas veces la T3, mediante un análisis de sangre de laboratorio. Los análisis de sangre también se pueden usar para descartar otras posibles causas del desequilibrio tiroideo, como una deficiencia hipofisiaria o suprarrenal. Sin embargo, algunos profesionales de atención médica consideran que estos análisis están limitados de cierta manera para determinar la función tiroidea y que sus resultados pueden ser erróneos.

Con frecuencia se pasan por alto los casos de hipotiroidismo leve a moderado porque el rango de resultados “normales” es muy amplio y la medición no es lo suficientemente sensible. Además, los niveles de la hormona tiroidea no son estáticos, varían de manera importante durante el día y una variedad de factores influyen en ellos, como los posibles desequilibrios que pueden derivarse de la dieta o del estilo de vida, como se identifica en el recuadro de abajo.

Otro problema con el uso de análisis de sangre para medir la función tiroidea es que, por lo general, estos miden el nivel en suero, no la porción “libre” o disponible bioquímicamente de las hormonas tiroideas. La mayoría de las hormonas tiroideas circulan en el torrente sanguíneo, unidas a una proteína portadora. Sin embargo, sólo la porción sin unir o “libre” de la hormona está disponible para que la usen las células del cuerpo.

Una de las suposiciones subyacentes ha sido que los niveles en suero indican los niveles de la hormona dentro de las células hísticas (de tejido). El Dr. Ken Holtorf, director médico de National Academy of Hypothyroidism, señala que los niveles de la hormona en el tejido pueden ser muy bajos, incluso cuando los niveles en sangre no lo son. Sugiere que algunos pacientes podrían tener un problema con el transporte de las hormonas tiroideas dentro de las células.

Desequilibrios que pueden afectar a la conversión de T4 a T3

EXCESOS
Alimentación: Dieta con alto contenido de grasas, dieta con alto contenido de proteínas.
Minerales: Cadmio, litio.
Hormonas: Estrógeno, hormonas relacionadas con el estrés, como el cortisol.
DEFICIENCIAS
Alimentación: Ayuno, inanición, anorexia, desnutrición por proteínas y calorías.
Minerales: Selenio, yodo, hierro, zinc.
Vitaminas: Riboflavina (B2).
Hormonas: T3, T4, TSH.

La función tiroidea adecuada requiere que tanto las hormonas T3 como las T4 entren en las células hísticas, para lo que la T3 requiere mucho menos energía para el transporte celular que la T4. Varios estudios demuestran que la energía celular puede no ser suficiente para permitir el transporte adecuado de la hormona tiroidea en algunas afecciones como la diabetes, migrañas, depresión, fatiga crónica, inflamación crónica y colesterol alto. El uso de algunos fármacos, como Valium®, Ativan® y Xanax® también puede interferir con la capacidad que tiene la T3 para entrar en las células.

Además, los análisis de sangre tiroideos convencionales toman en cuenta sólo las funciones de la glándula tiroides y de la hipófisis en el proceso. Hay otros aspectos de la función tiroidea que pueden fallar y que esos análisis no miden.

De acuerdo con el Dr. Barnes: “Con frecuencia se le puede proporcionar más información al médico únicamente con la ayuda de un termómetro ordinario que la que se puede obtener con todas las pruebas de la función tiroidea combinadas”. Con años de estudio y el tratamiento exitoso de miles de pacientes para respaldarlo, el Dr. Barnes promovió el uso de una prueba de la temperatura sencilla y fácil para detectar problemas de la tiroides (consulte Prueba de la temperatura basal a la derecha).

Aunque el Dr. Barnes admitió que no se trata de una prueba perfecta para determinar la función tiroidea, se ha comprobado que es muy confiable para detectar hipotiroidismo de leve a moderado. Indica que relativamente pocas afecciones de otros tipos disminuyen la temperatura basal por debajo del nivel normal (lo que incluye deficiencias hipofisiarias y suprarrenales, inanición y algunos fármacos), pero estas se pueden descartar con facilidad.

Síntomas

Los problemas no detectados de la tiroides han afectado a las personas durante años y siguen siendo una causa subyacente de una variedad de padecimientos que los médicos tratan actualmente. La aparición del hipotiroidismo es sutil y sus síntomas empeoran gradualmente con el tiempo, lo que lo vuelve más obvio conforme la gente envejece. Para complicar más las cosas, los síntomas del hipotiroidismo son variados y afectan a cada persona de manera diferente; entre ellos:

  • Fatiga excesiva.
  • Aumento de la sensibilidad al frío, sensación de frío incluso a una temperatura
    ambiente normal.
  • Ritmo cardíaco lento, irregular o acelerado.
  • Problemas menstruales, con posible infertilidad.
  • Problemas relacionados con el peso, lo que incluye dificultad para bajar de peso o aumento de peso o adelgazamiento
    sin explicación.
  • Retención de líquidos, especialmente alrededor de
    los ojos.
  • Cabello o vello áspero o débil, con crecimiento lento o
    caída excesiva.
  • Problemas cutáneos, como piel seca, áspera, escamosa.
  • Deterioro mental, lo que incluye depresión, incapacidad para concentrarse y
    mala memoria.
  • Disminución de la sudoración o sudoración mínima, incluso en clima cálido o durante el ejercicio.
  • Estreñimiento que es resistente a los laxantes o a los suplementos
    de magnesio.
  • Infección, especialmente infecciones respiratorias.
  • Debilidad muscular.
  • Dolor en las articulaciones.

Prueba de la temperatura basal

Hace casi 60 años, el Dr. Broda Barnes creó una prueba sencilla de temperatura para detectar problemas de la tiroides. Esta prueba fácil de hacer se puede realizar en casa y ha probado ser incluso más confiable que los análisis de sangre para detectar casos de hipotiroidismo de leve a moderado.

Las mujeres que menstrúan deben realizarse esta prueba sólo el segundo o tercer día del flujo menstrual. Las jóvenes (antes de la pubertad), las mujeres posmenopáusicas y los varones pueden realizarse esta prueba en cualquier momento del mes.

A continuación se describe la manera de hacerla:

  1. Sacuda un termómetro ordinario para bajar la marca de temperatura lo más que se pueda antes de colocarlo junto a la cama.
  2. Por la mañana, cuando despierte y haciendo el menor movimiento posible, colóquese el termómetro en la axila y permanezca acostado durante diez minutos.

Le presentamos lo que quieren decir los resultados:

  • Si la temperatura está entre 36.5 °C (97.8 °F) y 36.7 °C (98.2 °F), es probable que la tiroides funcione de manera normal.
  • Si la temperatura es de más de 36.7 °C (98.2 °F), puede tener una tiroides hiperactiva (hipertiroidismo) o una infección.
  • Si la temperatura es de menos de 36.5 °C (97.8 °F), puede tener una función tiroidea baja (hipotiroidismo).

Por desgracia, muchos profesionales de atención médica aún no reconocen que estos síntomas podrían relacionarse con la función tiroidea. Este es otro motivo por el que el hipotiroidismo se pasa por alto con frecuencia, lo que hace que no se detecte hasta que se presentan síntomas más graves.

Enfermedades relacionadas

Con frecuencia, el hipotiroidismo también se relaciona con otras enfermedades como trastornos menstruales (incluida la infertilidad), enfermedad cardíaca y osteoporosis.

Trastornos menstruales

Desde hace algún tiempo se ha aceptado comúnmente el hecho de que muchas irregularidades en la menstruación se relacionan con el hipotiroidismo.

Ya en 1914, el Dr. Eugene Hertoghe, un distinguido endocrinólogo belga, observó que “la tiroides ejerce una gran influencia en la menstruación, el embarazo, la lactancia e incluso la involución del útero tras el parto”. Y en 1982 el
Dr. Broda Barnes confirmó que “hay muchas causas posibles de las dificultades menstruales; entre ellas los quistes en los ovarios, los fibromas y los pólipos cervicales, [así como] la endometriosis… Pero en la gran mayoría de las mujeres, no hay evidencia de ningún problema [relacionado con los órganos]. Lo que comúnmente resulta evidente si lo que se busca es función tiroidea deficiente”.

El Dr. Barnes continúa: “Hace cuarenta años… ginecólogos importantes… comunicaban que la [terapia para la] tiroides había curado más trastornos menstruales que todos los demás medicamentos combinados. Desafortunadamente, esa lección parece haberse olvidado en gran parte”. Peor aún es para las muchas mujeres que sufren problemas menstruales, esa lección aún parece estar olvidada hoy en día, casi treinta
años después.

La dependencia únicamente en los análisis de sangre para determinar las deficiencias de la tiroides, junto con el desarrollo y el uso de hormonas tiroideas sintéticas, han causado que muchos trastornos tiroideos relacionados con la menstruación queden sin tratamiento, de acuerdo con el Dr. Barnes. Él creía y ponía en práctica que, sin evidencia de una causa orgánica, la mayoría de los problemas menstruales (lo que incluye el aborto y la infertilidad) se podrían solucionar con una terapia tiroidea adecuada.  Su libro, Hypothyroidism: The Unsuspected Illness, contiene varias anécdotas, ejemplos y estudios de caso que demuestran la tasa de éxito del Dr. Barnes. Una parte de este éxito se debió al hecho de que veía a los dos integrantes de la pareja (no sólo a la mujer) y de esa manera reconocía el hipotiroidismo en el padre como una posible parte del problema.

En las últimas décadas se ha documentado bien que la infertilidad está en aumento. Es posible que haya una relación entre el aumento del hipotiroidismo sin tratar y el aumento de la infertilidad. Esta posible relación merece que se realicen más investigaciones, especialmente a la luz del éxito que el Dr. Barnes tuvo en el tratamiento de parejas infértiles.

Enfermedad cardíaca

Las enfermedades cardíacas también se pueden relacionar con el hipotiroidismo. Las secreciones de la tiroides también controlan los niveles de colesterol, lo que significa que el hipotiroidismo puede ser el principal causante de la aterosclerosis. La insuficiencia tiroidea también puede provocar la coagulación acelerada de la sangre (y producirse un coágulo de sangre que puede bloquear una arteria obstruida), así como el aumento de la presión arterial y fatiga excesiva, todos los factores que pueden aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular o ataque cardíaco.

Osteoporosis

Hace algunos años había cierta inquietud de que el tratamiento tiroideo pudiera provocar osteoporosis. Aunque no se ha probado que esto sea cierto, actualmente aún se les advierte de esto a las mujeres. De hecho, según el Dr. Ray Peat en la carta Townsend para médicos, es más probable que suceda lo contrario. Él expone que “el hipotiroidismo, ya sea natural o favorecido por la administración de [levo]tiroxina, retarda el modelado óseo y la reparación de los tejidos en general”.
La osteoporosis puede deberse al hipotiroidismo en sí o a los comprimidos de levotiroxina (que sólo son T4) si hay una deficiencia en la conversión de T4 a T3.

El Dr. Peat afirma que es probable que el riesgo de osteoporosis sea mayor sin la administración adecuada de la terapia con hormonas tiroideas, como se explica abajo.

Tratamiento

El método actual de tratamiento del hipotiroidismo es una forma de reemplazo de la hormona tiroidea que administra ya sea T3 o T4, o una combinación de ambas.

La terapia tiroidea recetada más comúnmente es levotiroxina, que tiene los nombres comerciales de Synthroid®, Levothroid® o Levoxyl®, y que contiene sólo T4. La T3 está disponible como Cytomel®.

Aunque el tratamiento predominante es la T4, algunos profesionales médicos se preguntan sobre el valor del tratamiento sólo con T4. De hecho, un artículo de New England Journal of Medicine confirmó la importancia de la T3 en el tratamiento del hipotiroidismo, lo que apoya las preocupaciones de los médicos.

Por ejemplo, el Dr. Mercola indica que muchas personas que reciben tratamiento para el hipotiroidismo con T4 de hecho reciben un tratamiento inadecuado. Él sugiere que la confianza excesiva en los tratamientos tiroideos con un solo agente (T4) y los resultados posteriores de los análisis de sangre que indican un nivel de TSH “normal” son los motivos principales
del error.

Ray Peat, PhD, adds that “If the liver is the main source of the thyroid problem, then [levo]thyroxine pills [which are only T4] can make the problem worse …” because the liver is not converting T4 to T3, and the treatment is further suppressing T3 production from the thyroid. In the majority of cases, it seems that the significance of T3 — the biochemically active thyroid hormone — is being ignored during diagnosis, treatment, and subsequent treatment monitoring.

As mentioned previously, there are many factors that can impair conversion of T4 to T3. A significant number of patients do not convert T4 to T3 at a sufficient rate (or at all), necessitating a treatment that combines both hormones. In fact, some practitioners do use compounded mixtures that include both T3 and T4.

Another alternative is desiccated (or dried) whole animal thyroid, with brand names such as Westhroid®, Nature-throid® and Armour® thyroid. Some practitioners believe this therapy more closely resembles the entire range of human thyroid hormones, including both T3 and T4, as well as other potentially active thyroid hormones (see Is There a 3rd Thyroid Hormone? above). Because T3 is both fast-acting and has a short half-life, some practitioners encourage administering thyroid treatments twice daily instead of once.

¿Hay una tercera hormona tiroidea?

Durante sus muchos años de experiencia, el difunto Dr. Barnes observó que muchos pacientes que recibían tratamiento con levotiroxina (T4) o una combinación de T3 con T4 se quejaban se síntomas residuales, específicamente de piel seca y retención de líquidos. Sin embargo, cuando se modificó la terapia que recibían a tiroides entera disecada, que se parece más a la variedad completa de hormonas tiroideas humanas, los síntomas desaparecían en el transcurso de uno a dos meses. Estas observaciones le sugirieron al Dr. Barnes que “puede haber un factor diurético en la glándula tiroides separado de la T4 y T3”. Sugirió que la posibilidad de que existan otras hormonas tiroideas merece que se realicen
más investigaciones.

Un motivo por el que la T4 sigue siendo el tratamiento convencional es la percepción de que puede ser más estable que la tiroides entera disecada. Sin embargo, el Dr. Peat indica que “con frecuencia se dice que la dosis de Armour Thyroid, USP, es imprecisa, pero de hecho cada lote está estandarizado biológicamente y los estudios han demostrado que es confiable dentro del 1% de la potencia indicada en el prospecto. Sin embargo, la marca más conocida de la levotiroxina supuestamente precisa en cuanto a su composición química fue, durante mucho tiempo, un 30% más baja que la potencia indicada en el prospecto.

Conclusiones

El hipotiroidismo sintomático es bastante fácil de detectar. Pero, para la mayoría de las personas que tiene esta enfermedad en las formas de leve a moderada, con frecuencia falla el diagnóstico. Una vez diagnosticado, la terapia adecuada de reemplazo de la hormona tiroidea puede solucionar la mayoría de los síntomas.

No todas las personas con hipotiroidismo presentarán los mismos síntomas. Los síntomas que aparezcan afectarán a las personas en grados diferentes, desde muy graves a muy leves. Además, los niveles de la hormona tiroidea no son un indicador confiable de qué tan mal (o bien) se siente usted. Algunas personas con desviaciones “leves” en los resultados de los análisis de laboratorio de la tiroides se sienten bien, mientras que otras presentarán varios síntomas. Por lo tanto, es importante que usted y el profesional de atención médica que lo atiende recuerden que la meta no es necesariamente lograr que los resultados de los análisis de sangre entren en el rango “normal”, sino también hacer que usted se sienta mejor.

  • Dr. Alan R. Gaby, MD, “Literature Review & Commentary,” Townsend Letter for Doctors, julio de 1997.
  • Dr. Broda O. Barnes, MD y Lawrence Galton, Hypothyroidism: The Unsuspected Illness, Harper and Row, Publishers, New York, 1976.
  • Dr. Joseph Mercola, Optimal Wellness Center, www.mercola.com.
  • Dr. Thierry Hertoghe, “Nutritional Influences on Hormone Levels” en la conferencia anual de primavera de Broda O. Barnes, MD Foundation, Inc.e, marzo de 1996.
  • Dr. Kent Holtorf, National Academy of Hypothyroidism, nahypothyroidism.org.
  • Dr. Broda O. Barnes, MD, PhD, “Is There a Third Hormone in the Thyroid Gland? Which Preparation Should be Used for Treatment?,” Journal of IAPM, noviembre de 1982.
  • Drs. Bunevicius, Kazanavicius, Zalinkevicius y Prange, “Effects of Thyroxine as Compared with Thyroxine Plus Triiodothyronine in Patients with Hypothyroidism,” New England Journal of Medicine, 1999; 340:424-9.
  • Ray Peat, PhD, “Thyroid: Misconceptions,” Townsend Letter for Doctors, noviembre de 1993.

Connections es una publicación de Women’s International Pharmacy, que se dedica a la educación y al control del PMS, la menopausia, la infertilidad, la depresión posparto y otras afecciones y terapias relacionadas con las hormonas.

Esta publicación se distribuye en el entendido de que no constituye una opinión médica para problemas individuales. Aunque el material pretende ser preciso, busque la opinión médica adecuada de un profesional de atención médica competente.

Editora: Constance Kindschi Hegerfeld, Executive VP, Women’s International Pharmacy
Editoras auxiliares: Julie Johnson and Carol Petersen, RPh, CNP; Women’s International Pharmacy
Redactoras: Kathleen McCormick, McCormick Communications
Illustrator: Amelia Janes, Midwest Educational Graphics

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